jueves, 1 de noviembre de 2007

POR LA REFUNDACIÓN UNIVERSITARIA.

Francisco Adrián Sánchez Villegas*.
tulibertario@hotmail.com
transformacionuacj@gmail.com
http:/transformacionuacj.blogspot.com


En fechas recientes se han esgrimido una serie de críticas a las autoridades Universitarias. Es importante yuxtaponer lo que es la Universidad de lo que es la administración de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Y esto lo digo en el sentido de que es fácilmente perceptible que el interés de descalificar al Rector Jorge Mario Quintana Silveyra, atiende más a empujes políticos que a una verdadera preocupación por el nivel académico de la máxima casa de estudios de esta frontera.
El actor de los señalamientos es el Canal 44, –actuando concomitantemente con un nicho interno de la UACJ que al ver vedadas sus posibilidades de tomar las riendas de la “Uni” pretende desde otra trinchera acceder al Recinto de la Henry Dunant- dicho medio de “información” es por antonomasia amarillista y como bandera pregona el lucro a través de la desgracia y el sufrimiento ajeno.
La serie de reportajes titulados “La UACJ: fortalezas y debilidades” son de muy baja calidad periodística ya que adolece de ser un pseudoreportaje basado en percepciones muy particulares, entrevistas realizadas a estudiantes cuya respuesta irremediablemente iniciaba con un “yo creo que”, dejando de lado la investigación periodística científica, los datos “duros”, asumiendo una postura de crítica a priori, sin entrar de lleno a la realidad de la Universidad. Crítica destructiva en dos palabras.
El pilar argumentativo de los reportajes en mención, es el cuestionamiento de sí en realidad la UACJ es la cuarta mejor universidad del país. El famoso slogan “entre las cuatro mejores del país”, inicio en la pasada administración de Felipe Fornelli, promovido luego de la cascada de acreditaciones (sobre las cuales más adelante abundaremos) que recibieron la mayoría los programas de estudio de la UACJ. A finales de la administración del hoy Alcalde suplente de Cd. Juárez, se dejó de pregonar tal aseveración para quedar “UACJ: entre las mejores del país”. Es decir, los reportajes son anacrónicos.
La Universidad Autónoma no es la cuarta mejor Universidad del país, eso es claro. Se empezó a proclamar eso, ya que así lo señaló el Órgano evaluador, tomando como parámetro el porcentaje de programas acreditados por ellos mismos. Esto es, el criterio para decir que la UACJ es la cuarta mejor Universidad del país fue el porcentaje de programas con acreditación, parámetro que sin duda queda corto. Aunado a ello, es importante señalar que no todas las Universidades del país se someten a esas acreditaciones –en aras de valorar verdaderamente la autonomía universitaria-, realizadas por órganos externos, privados y con fines preponderantemente lucrativos. El caso más notable de no someterse a las multicitadas evaluaciones, es la Universidad Nacional Autónoma de México, tal vez ello se explique en razón de que la conquista de la autonomía de las instituciones de educación superior se lo debemos en gran medida –por no decir la totalidad- a la máxima casa de estudios de Ibero América.
También a través del correo electrónico se propaga un escrito del gran autor “anónimo” –en realidad es creación del grupo interno que pugna por el poder-, el cual versa sobre el rumor del cobro en los estacionamientos de los distintos Institutos, la problemática de la obtención de empleo para los egresados, de somera forma toca también lo arcaico de algunos programas de estudio, los costos de algunas Licenciaturas y la inmediata anterior elección del Rector.
Sobre el cobro de estacionamiento, el rumor inicio a finales del mes de abril del año en curso, a raíz del reiterado robo –total y parcial- de vehículos que se suscito en los distintos institutos, y sigue en eso, en un rumor. El problema que subyace es que la desinformación genera incertidumbre entre el alumnado, y a pesar de que funcionarios de Rectoría “en corto” han desmentido la intención de establecer un cobro por el uso del estacionamiento, no ha surgido una versión oficial y que sea de dominio público.
El problema del estacionamiento lo vivimos día a día. Ya que la matricula de alumnos del ICSA supera los siete mil y evidentemente no todos ocupamos el estacionamiento, pero sí un alto porcentaje –provocado en gran medida por el extremadamente deficiente transporte público, que no abona a generar una cultura de uso del transporte colectivo y mucho menos conciencia ambiental-. Se dice, al menos en lo que concierne a ICSA, que no es posible mejorar las condiciones del estacionamiento norte del Instituto, ya que anteriormente lo que hoy es el estacionamiento con anterioridad era un gran basurero, por lo que no es posible pavimentar y ya no digamos construir otros edificios, ya que estaría muy propenso un hundimiento.
En lo que toca al problema con el que se topa un egresado al tratar de ingresar al mercado laboral, cabe señalar que no es una cuestión privativa de los egresados de la UACJ. El inconveniente del desempleo se extiende por todas las latitudes del país. En la Frontera la dificultad existe, aunque no en los grados en que se presenta en otras ciudades. Sin embargo el inconveniente laboral de Ciudad Juárez, pasa más por lo cualitativo que por lo cuantitativo. Empleos existen, la problemática emerge en lo que toca al “corte” de los empleos, ya que para los profesionistas se presentan pocas opciones. Por ello –ante la mostrada ineficiencia del gobierno en este rubro- es necesario que la Universidad sea un motor de atracción de empleos, es decir, que explote la posición geográfica que se tiene para atraer fuentes de trabajo. La calidad de los egresados debe ser sin duda la mejor carta de presentación de la Universidad en su relación con el sector privado empresarial. Por ejemplo, en fechas recientes el Rector estuvo Francia en gira de trabajo, si se desarrollara un proyecto con visión y se asumiera el compromiso que tiene la Universidad con el desarrollo de la comunidad, podrían aprovecharse los 50 mil pesos que costó el viaje para atraer inversiones e incluso para recabar fondos para desarrollar investigación.
Los programas de estudio son para el futuro de los universitarios lo que los primeros cinco años de vida son para el porvenir de las personas, ya que a partir de ellos se puede definir el perfil de los egresados. El problema esta ligado a las acreditaciones. Los acreditantes –a los cuales nadie acredita- “sugieren” parámetros que deben seguir los que desean la “bendición” –económica- de estar acreditados. Por supuesto los lineamientos se extienden a los programas de estudio. Si atendemos a los intereses que motivaron la creación de los órganos evaluadores, nos percataremos del porqué por ejemplo en la Licenciatura en Derecho el perfil de egresado que se pretende crear es de un abogado de corte privatista, con poco sentido de responsabilidad social y prácticamente ajeno al quehacer de la investigación jurídica. Además los docentes y alumnos están prácticamente ajenos al diseño de los planes de estudio. Es momento de buscar mecanismos para involucrar al estudiante en las decisiones fundamentales que repercutirán directamente en su formación. Aunado a ello, la amplia discusión y la confrontación de posturas encontradas abonan en el perfeccionamiento de los temas importantes, además contribuye a la adhesión de Maestros y Alumnos con su Universidad.
Los costos de la Universidad son un tema sobre el que hay que profundizar bastante, ya que actualmente la UACJ es la segunda Universidad pública más cara a nivel nacional, sólo por debajo de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Hoy, un alumno de nuevo ingreso tiene que sufragar los siguientes gastos[1]: Examen de admisión $645, credencial $124, gastos administrativos $146, examen médico $210, curso de inducción $410, evaluación nivel de ingles $129, impulso al deporte $52, cuota de inscripción $2,163 (sólo en cinco Licenciaturas se cobra $1,947) y considerando que se cursa un promedio de 40 créditos (cinco materias de ocho créditos cada una) por semestre $1,000 por el pago de créditos ($25 cada crédito), lo que nos da un total de $4,879, cantidad que puede aumentar en caso de que se curse el ingles u otro idioma en el Centro de Lenguas donde los costos oscilan por semestre (ya que se pagan dos sesiones por semestre) entre los $1,500 y $1,700, es decir, el costo para un alumno de nuevo ingreso es de $5,500. En reingreso las cosas se atemperan un poco, pero la cuestión se incrementa con los gastos de titulación.
La cuestión no es de poca monta, sobre todo ante las recientes declaraciones de la OCDE, donde le recomienda a México privatizar la educación superior. El desarrollo de un país está íntimamente ligado con el nivel de educación de su gente. La igualdad implica tener las mismas oportunidades, y una de sus principales manifestaciones es tener las mismas posibilidades para acceder a la educación. Evidentemente ante estos costos resulta muy complicado para una persona de bajos recursos entrar a la Universidad. $5,500 son 110 salarios mínimos. Dicha cantidad representa 4 meses de trabajo para una persona con salario mínimo, destinado íntegramente para pagar el costo de inscripción. El costo de vida en la frontera es el quinto más caro a nivel nacional, por lo que la Universidad lamentablemente vive un proceso cada vez más excluyente, vedando por cuestiones económicas la posibilidad de seguir estudiando a un alto porcentaje de la sociedad fronteriza.
La inercia no es muy positiva, en 1998 el costo por crédito era de $15, hoy es de $25; en ese mismo año la cuota de inscripción era para algunas carreras de $750 y para otras de $825[2], al día de hoy como lo vimos anteriormente es de $2,163. El incremento es evidente y desproporcionado en relación con el aumento del salario mínimo (del 3 al 5% anual) y tomando en cuenta que cada día se merma más el poder adquisitivo de la gente.
De los más de 18 mil alumnos de la UACJ, solamente 1105 alumnos tienen beca de excelencia y 1904 beca académica[3]. Es decir, 15711 alumnos pagan tarifa completa. Las becas deben extenderse. Por ejemplo la creación de becas cafetería, costos que no absorbería la Universidad sino los concesionarios de la cafetería; becas transporte, donde la UACJ establecería, mediante una buena logística, diversas rutas para el transporte de alumnos de manera gratuita, aprovechando los autobuses de la Universidad; becas investigación, las cuales promoverían la participación de los alumnos en la investigación científica, y más que un gasto sería una verdadera inversión, ya que la investigación vinculada con el sector público y privado puede ser la principal fuente de ingresos para esta casa de estudios; beca acción social, en la cual el alumno podría poner en practica sus conocimientos, ayudar a la sociedad mediante la acción social de la UACJ y además tener un fuente de apoyo económico, los recursos para esas becas serían solventados por Fundaciones internacionales, sólo es cuestión de que la Acción Social Universitaria se haga con la creación de la Fundación UACJ.

* Estudiante de la Licenciatura en Derecho
[1] Datos tomados del artículo quinto transitorio del reglamento de ingresos propios de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
[2] Resolución 2719 de la Unidad de información de la UACJ, donde se puede consultar el incremento en las cuotas a partir de 1998.
[3] Resolución 2591 de la Unidad de información de la UACJ.

1 comentario:

Unknown dijo...

Señor Adrián, le pido de favor que cada vez que usted o alguien agregue algo a su blog, venga agregado la fecha de su publicación